Regaliz de amor
Estaba cenando en mi restaurante
favorito, con Libertad, mi mejor amiga desde que tenemos 12 años y Martin, su
novio. Ya llevaban dos años juntos. Sabia
que se merecía algo mejor, había algo en el que no me terminaba de cerrar, pero
si le decía algo al respecto iba a creer que estoy enamorado de ella o peor aún
se iba a enojar conmigo.
Esa noche Libertad nos tenía novedades.
Cuando ya íbamos por el postre, nos contó que quería hacer un viaje de
mochilera por toda la Argentina para conocer su país. Al principio Martin
estaba fascinado con la idea, hasta que explico que quería hacerlo sola, para
tener nuevas experiencias por sí misma. Ella siempre fue muy independiente.
Martin empezó a demostrarse en
desacuerdo, según él era muy peligroso si lo hacía sola, pero algo en su mirada
decía que no era solo eso por lo que estaba en desacuerdo. El resto de la
velada nos la pasamos hablando ella y yo sobre su viaje a el interior del país,
mientras que Martin estaba sentado analizando la situación y como debía
reaccionar ante este viaje.
Dos días después, quede en ir a caminar por el
cerro campanario con Libertad. En primavera Bariloche tenía el clima perfecto
como para no aprovecharlo e ir a algún café del centro. Se veía muy hermosa con
sus rojos rizos cayendo sobre su campera de cuero negra, pero saqué
inmediatamente ese pensamiento de mi cabeza, yo crecí con ella, no podía
permitirme enamorarme ahora y menos en este momento.
Ella me comento sus dudas sobre la
decisión de este viaje, pero termino diciéndome que necesitaba su tiempo para
reflexionar. “Fede” me dijo “no sé qué hacer con respecto a Martin. Tengo miedo
que se tome muy mal el hecho de excluirlo de mi viaje…”, yo le conteste que no tenía
que preocuparse por él, si a Martin enserio le importaba su relación con ella,
la apoyaría en todo lo que ella necesite “Como yo lo hago”, pensé.
Dos días después tuve que ir a casa de mi
familia en Neuquén durante unas dos semanas. Para cuando volví presentía que
algo había cambiado, lo primero que hice cuando llegue fue ir a ver a la “parejita”
a su cabaña.
Libertad me abrió, cuando vi su aspecto
me asuste un poco (normalmente tenía un aspecto alegre y tenía las mejillas
levemente ruborizadas), estaba muy pálida y con unas ojeras de varios días. Cuando
entre observe detalladamente su hogar, nuca me había dado cuenta la cantidad de
libros de botánica que tenían en su biblioteca, obviamente eran de Martin,
últimamente estuvo estudiando mucho sobre hierbas, sin embargo había un libro
que me había llamado la atención, la tapa mostraba la imagen de unas hojas con
bordes rojos y estaba lleno de señaladores, el titulo decía “Regaliz Americano,
la planta más venenosa”. “Qué raro que es”, pensé.
Libertad
me conto que el doctor le había dicho que no era contagioso y que probablemente
iba a curarse justo antes de la fecha que ella tenía planeado partir, así que
estaba bastante animada a pesar de su aspecto. Me ofreció un té de hierbas orgánico
que cultivaba Martin, me dijo que era muy dulce, pero yo me negué, no soy muy
fan del té. Cuando se empezó a hacer tarde y me tuve que ir de su casa. Ella
parecía incluso más débil de lo que estaba cuando llegue.
Pase una semana entera demasiado ocupado
con el trabajo, ni siquiera tenía tiempo de ir a mi casa durante más de 4 horas.
Al llegar a mi casa me vi en el espejo, estaba muy pálido, mis pecas resaltaban
más por el blanco de mi cara, mis ojos estaban rodeados por unas ojeras
horribles, y mi pelo castaño estaba bastante peinado en comparación con otros
días.
Estaba bañándome cuando decidí ir a
visitar a Libertad, desde que empecé a trabajar no había recibido ni una sola
llamada, lo cual me parecía raro, ella y yo hablábamos mínimamente una vez por día.
Esta vez me abrió Martin que se veía de muy buen humor, pregunte por la salud
de mi amiga y el me contesto que estaba tan enferma que no se podía mover de la
cama, sin embargo me invito a pasar a tomar su te orgánico, pero otra vez me
negué. “Tengo que ir a comprar al centro”, mentí, no tenía ganas de pasar
tiempo con él.
Esa noche me había acostado a las 11:30,
pero no pude conciliar el sueño hasta la 1:15 a.m. Sentía que había dormido 15
minutos cuando sonó el teléfono. Era Libertad, mire el reloj de mi habitación, eran
las 3:30 a.m., sin embargo su tono de voz logro despabilarme del todo. Me dijo
entre sollozos que descubrió algo, pero tenía la voz ahogada en lágrimas, le
dije que se tranquilizara y que iba en camino. Me puse mi campera de jean y un
pantalón que encontré en el piso y salí a sacar la camioneta, como no tenía batería
tuve que ir en bicicleta. La noche era fría y se podía ver la luna llena
asomándose por entre las ramas, sentía como el viento me silbaba en los oídos y
como me latían los músculos de las piernas.
Llegue en menos de media hora a la cabaña
de Libertad. Mientras me acercaba podía ver una silueta de un hombre alto en la
puerta de su cabaña, mi cerebro había entrado en estado de alerta, hasta que
note que era Martin, sin embargo no me había relajado totalmente, si Libertad
estaba en problemas… ¿Qué hacia el ahí afuera?
Martin estaba sentado en una hamaca a la
luz del faro que había en la puerta. Me miró fijamente con una expresión
glacial, esa fue la gota que colmó el vaso, “¿Qué le hiciste?”, le grite “¿Dónde
está ahora?”. El, completamente relajado, cruzo las piernas y me dijo “Miren quien llego, Federico
el príncipe azul” dijo en tono burlón “Ella está arriba, pero llegaste
demasiado tarde… ya me encargue o por lo menos la regaliz americano lo hizo”, “¿Regaliz
Americano...?”, pensé, “¡La planta más venenosa!” no tuve tiempo de reaccionar,
apenas entendí todo, Martin me pegó un puñetazo en la nariz y todo se volvió negro
por el impacto de aquel golpe, sentía como el líquido caliente se deslizaba por
mi cara. En un abrir y cerrar de ojos, él estaba corriendo a su camioneta, lo
perseguí pero no lo pude alcanzar. De lejos escuche el grito desaforado de Martin
“¡Si yo no la puedo tener entonces ni vos ni nadie van a poder!” estaba tan
desesperado que llame a la policía y le dije en resumen que había un asesino
suelto en una camioneta. “¡Libertad!” recordé.
Fui corriendo, ya no me salía sangre por
la nariz, pero sentía como me latía la cabeza por toda la presión de los últimos
minutos, me seque la sangre seca con el puño de mi campera y Subí las
escaleras. Ahí estaba, sus hermosos rizos estaban hechos una maraña por encima
de su almohada, y su piel estaba más blanca que nunca, sin embargo seguía siendo
la chica más hermosa que vi en toda mi vida. Acostada en su habitación con sus
hermosos ojos entreabiertos, me miro y me sonrió dulcemente, “Tenias razón”, me
dijo, “Martin estaba loco, apenas se enteró de mi viaje… Ni siquiera me di
cuenta… ¡que ingenua!”, no quería que siguiera, no lo pude evitar, la bese
suavemente y ella me devolvió débilmente el beso, sin embargo ya era demasiado
tarde.
FIN
Guille: No se observa la mayor parte de las correcciones realizadas a tu primer borrador. Corregir el texto a consciencia y avisarme cuando esté listo para mejorar la nota.
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